"La llaman obsesión, con O mayúscula, con o minúscula, a veces la nombran, otras la susurran y hay quienes ni siquiera se atreven a decirla.
Ella no la esconde… está amalgamada a sus instintos, crece junto a la imaginación, dramática, se revela hasta el final.
Es su demonio agazapado, demonio de placeres insatisfechos y perversos. Nunca la nombra, solo la bautiza según lo que su cuerpo le exige. A veces desesperadas inocencias entre goces vulgares de groseros apetitos, o lujurias abnegadas escapando a borbotones sin control.
Está encadenada a su necesidad primaria, a sus ojeras derrumbadas de deseos, sumergida en tentaciones que se embellecen en el contraste con la sublevación de su alma."
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