Muy señor mío:
Mi genio, mi Simón, amor mío, amor intenso y despiadado. Sólo por
la gracia de encontrarnos daría hasta mi último aliento, para entregarme
toda a usted con mi amor entero; para saciarnos y amarnos en un beso
suyo y mío, sin horarios, sin que importen el día y la noche y sin pasado,
porque usted mi Señor es el presente mío, cada día, y porque estoy
enamorada, sintiendo en mis carnes el alivio de sus caricias.
Le guardo la primavera de mis senos y el envolvente terciopelo de mi
cuerpo (que son suyos).
Su Manuela
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