miércoles, 23 de febrero de 2011

OLVIDAR

Leemos en el "Martín Fierro", de José Hernández, un clásico de la literatura argentina, que  "saber olvidar también es tener memoria" y surge inevitable la pregunta: ¿No es una contradicción? ¿Será posible saber olvidar mientras se recuerda...? Personalmente, tengo claro que muchas, muchísimas veces, no logro olvidar algunas situaciones aunque me lo proponga.
Sé, porque me lo han dicho terapeutas, médicos, parientes y amigas, que es malo recordar las situaciones incómodas, enojosas o violentas. Sé, porque me lo han repetido, que no sirve rumiar sobre lo sucedido porque las situaciones no se disuelven como el pasto en el estómago de las vacas. Sé también que volver una y otra vez a lo que molesta a la larga hace mal porque el rencor, la rabia, el resentimiento y el mal humor enferman. Sé todo eso, y más, pero igual no logro borrar algunas imágenes que parecen estar acechando para hacerse presentes cuando menos las espero.
Observo a mis amigas y veo lo siguiente: una de ellas no logra dejar de hablar de su ex marido de quien se divorció hace... catorce años. Puedes estar hablando de comida, de ropa o de la última película, no importa, ella siempre va a lograr hablar del ex, enojada y resentida. Hice una prueba una vez: le pedí que por el resto de la noche no habláramos más de él. Volví minutos después de la cocina con unos refrescos y ya estaba de nuevo ella repitiendo su cantinela.
Otra, que no suele ser nada conflictiva, ya se ha peleado con dos amigas porque no puede olvidar dos comentarios fuera de lugar que le hicieron; nada grave, ni la ofendieron ni la insultaron. Pero ella tiene una actitud como de reina, de "a mí no me van a hablar así" y ya lleva perdidas dos amigas. ¿Cómo se hace entonces?
Dar vuelta la página
Decía Cicerón: "Olvidar no puedo lo que quiero". Sin embargo, así como aprendimos a recordar de memoria algunas poesías o las tablas de multiplicar en la escuela, hay que practicar para olvidar lo que nos hace daño. Es decir que, así como se aprende a escribir, se debe aprender a borrar. Por supuesto, esto es mucho más difícil ante una situación muy dolorosa. Nadie puede borrar una pérdida terrible, la rotura de un amor importante, un recuerdo muy traumático. Pero sí se puede educar la memoria para recordar los aspectos buenos que existieron y pensar "qué suerte tuve al tener una pareja maravillosa" en vez de quedar pegado al dolor de la pérdida. La estrategia no es dejar de recordar sino recordar de otro modo. Dar vuelta la página sabiendo que ese dolor o esa pérdida están allí pero sin dejar que nos invadan.
Evitar el resentimiento
El resentimiento nos impide madurar, avanzar y disfrutar de todo lo nuevo que aparece en nuestras vidas. Nos deja pegados a algo que ya fue y que no va a volver. Las palabras "nunca podré olvidar lo que sucedió" son la antesala del rencor y el rencor nos lleva a sentirnos víctimas, una de las peores situaciones en las que podemos estar si intentamos ser felices.
Algunas técnicas
Si bien la memoria usa un mecanismo saludable por el cual suele fijar los buenos momentos para quedarse con ellos más que con los malos, hay maneras de mejorar esta capacidad natural. Una forma es entrenarse para centrar la atención en otros objetos. Desde un libro a un trabajo, un entretenimiento o un deporte, todo sirve para distraer la mente ante el ataque de un recuerdo no deseado.
Perdonar es la mejor manera de olvidar o, mejor aún, hay que olvidar para perdonar. Lo importante es cerrar las cuentas. ¿Alguien te lastimo mucho? Perdónalo y olvídalo. Quítalo de tu vida sin sentirte culpable por eso. La capacidad de olvidar es un rasgo positivo de las personas felices y vivir "hacia adelante" es otra forma de olvidar de manera positiva. Lo de ayer ya pasó.
Según un artículo aparecido en la revista "Science" el cerebro tiene una zona que sirve para borrar los malos recuerdos y existen técnicas que pueden aplicarse guiados por profesionales. Como no recuerdo que en la escuela nos enseñaran a olvidar, una buena propuesta sería crear un curso acelerado de "Cómo dejar de rumiar y resentirse" en cuatro clases. Es una excelente idea y creo que nos inscribiríamos muchas personas que nos damos cuenta de que para ser felices es necesario algún tipo de entrenamiento específico.
¿Te cuesta olvidar las situaciones negativas?

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